Cuando se piensa en una casa rural la imaginación se despliega.
La brisa fresca de la mañana, las múltiples y varidas esencias del aire, los tonos de la tierra, la calidez del sol sobre la piel, la magia de las noches estrelladas, el perfume nocturno fresco e intenso. El abrazo del agua en la piel, el susurro de los árboles...
los sentidos se expanden y parece que se multiplican.
Los espacios exteriores nos brindan experiencias muy placenteras y siempre nuevas, pues cada momento es único y especial.
Todo esto sucede en La Almazara...¿se lo va a perder?
El espacio exterior de La Almazara es amplio, con más de 2.500 m2.